PATIOS  DE CORDOBA 2018

“Córdoba en mayo es color, aroma, agua, luz, vida… todo ello habita en el típico patio cordobés.”

La tradición cordobesa de abrir anualmente las puertas de los patios al público comenzó en 1918, fecha en la que el Ayuntamiento de la ciudad organizó el primer certamen vinculado al de Rejas y Balcones. Sin embargo, esta fiesta no se consolidó hasta que el alcalde Francisco Fernández de Mesa convocara el Concurso de Patios de Córdoba, Balcones y Escaparates en 1921. En esta edición se establecieron tres premios de 100, 75 y 50 pesetas, repartidos entre los únicos patios que se inscribieron. Ante la escasa respuesta recibida, el Consistorio no volvió a celebrar el concurso hasta 1933. Durante estos años se recuperó la costumbre de instalar cruces en patios que se celebró por última vez en 1929, coincidiendo con la visita del dictador Miguel Primo de Rivera a la ciudad.

El certamen vuelve a interrumpirse con el estallido de la Guerra Civil y prácticamente no se recuperaría hasta 1944 bajo el mandato de Antonio Luna Fernández (1944-1951). De este periodo cabe destacar el establecimiento de los primeros criterios de valoración de los patios, de modo que el jurado tuvo en cuenta la arquitectura, la decoración y el tipismo de los mismos.

La participación en el concurso fue creciendo paulatinamente, convirtiéndose en una de las fiestas principales del programa ferial. Para potenciar los patios como atractivo turístico, el innovador alcalde Antonio Cruz Conde aumentó el número y la dotación económica de los premios desde que llegara al consistorio en 1952. Así, el primer premio pasó de 3000 pesetas a las 8000 de 1962, último año de su gobierno. Se concedieron además ayudas económicas a los patios no premiados con el fin de compensar los gastos y el esfuerzo de sus cuidadores.

En esta época surgieron asimismo dos iniciativas para impulsar este certamen: el «Festival de los Patios Cordobeses» y la «Reina de los patios». El primero, celebrado actualmente, fue concebido en 1956 como una programación paralela a la fiesta de música clásica y flamenca en los patios de antiguos monumentos y en los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos. Por su parte, la Reina de los patios fue un concurso de belleza instaurado en 1962 que se mantendría hasta 1983.

Las bases del concurso y su dotación económica no experimentaron grandes cambios hasta la creación del primer gobierno democrático presidido por Julio Anguita (1979-1985). En estos años se estableció que los patios debían adornarse exclusivamente con flores del tiempo, se prohibió también la instalación de bares y se suprimieron como mérito a evaluar por el jurado la actuación de artistas flamencos. El Ayuntamiento añadió además otros criterios de valoración, todos ellos en consonancia con su deseo de preponderar la autenticidad sobre aspectos artificiosos o tópicos, y mejoró la dotación de premios y ayudas.

 

No fue hasta 1988 cuando las bases del concurso precisaron los aspectos ornamentales que debía valorar el jurado: variedad floral, cuidado de macetas y arriates e iluminación natural. Y no se contemplaron diferentes categorías de premios hasta prácticamente una década después. Los patios se distinguieron entre arquitectura «antigua» y «moderna», otorgándose galardones que responden a aspectos específicos como la conservación arquitectónica, la decoración natural, el esfuerzo vecinal o el uso artístico del agua.

Asimismo, se estableció una definición de patio cordobés que se mantendría sin apenas cambios hasta la actualidad. De modo que se considera como «patio» a «toda dependencia que, formando parte de una vivienda o conjunto de ellas, está al descubierto, sirve de lugar de encuentro y comunicación entre las personas que lo habitan, presta los naturales servicios de iluminación y aireación de la casa y mantiene el exorno propio del patio cordobés permanentemente, no presentando instalaciones ajenas al carácter del patio típico tradicional».

Con la llegada del nuevo milenio, se incrementó el importe de los premios y las subvenciones, repartidas estas últimas en función del tamaño de los patios. A partir de 2006 se excluyeron del certamen aquellos cuya superficie fuera inferior a 19 metros cuadrados. Además, el número de visitantes aumentó en gran medida durante este periodo. Una tendencia que se acrecentaría con la declaración de esta fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco el 6 de diciembre de 2012 . En este momento para no mermar el disfrute de visitantes, se pone en marcha un sistema de control de acceso a los patios que ordena y sistematiza las visitas.